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El impresionismo

El término impresionismo se utilizó por vez primera en 1874 en ocasión de haberse expuesto una tela de Claude Monet titulada Impression, soleil levant. La utilizó un crítico de forma despectiva, haciéndola extensiva al resto de los cuadros de la exposición, organizada por la sociedad de pintores, escultores y grabadores, a la cual pertenecían Pissarro, Monet, Degas, Renoir, Sisley, Cézanne. La idea que unía a estos artistas era, precisamente, la ruptura con el arte académico y oficial de la época.

Estos artistas fueron llamados también <<independientes>> o <<pintores al aire libre>>. El impresionismo representó una ruptura no sólo por el modo de hacer, por representar una nueva manera de pintar, sino también por el hecho de introducir temáticas que cualquier academicista hubiera rechazado por <<poco artísticas>>. El movimiento de los bulevares, el colorismo de los días de fiesta en los jardines, el paisaje urbano más popular; todo ello visto con una nueva sensibilidad, con un nuevo concepto del color que forzosamente debía chocar con la tradición académica. La manera de yuxtaponer los colores lograba esfumar los límites entre el fondo y el primer plano, entre las cosas y su propia sombra, de modo que el dibujo, entendido como <<límite de formas>>, desaparecía en los cuadros de los impresionistas. Se trataba, en efecto, de un nuevo concepto de la pintura. Generalizado, podemos decir que el impresionismo trata de evocar las cosas mediante <<impresiones de color>>, idea que halla en el pastel un medio idóneo. Algunos pintores de la época lo utilizaron para captar mediante esbozos lo que después sería una tela pintada al óleo. Otros, como Degas, hallaron el el pastel el medio que le era más cómodo y con el que obtuvieron los resultados más brillantes. Los pasteles de Degas son los más conocidos nmundialmente y no es exagerado decir que a Degas le debemos que muchos profanos sepan lo que es una pintura al pastel y puedan distinguirla, por ejemplo, de una acuarela.

En los pasteles impresionistas, el color se vuelve conductor de la luz y tiene por objeto actuar a modo de evocación crómatica de una realidad, cuya imagen se justifique por su luminosidad y vivacidad. Con el impresionismo desaparece todo un mundo pictórico y surge la pintura de la modernidad. Como siempre ha sucedido, lo nuevo tuvo que hacer frente a la más absoluta incomprensión.

Coinciden con las tendencias impresionistas Mary Cassatt, Boudin, Berthe Morisot, Toulouse-Lautrec y Bazille, entre los más importantes. De estos artistas debemos destacar, por su dedicación al pastel, a Mary Cassatt, nacida en Pittsburgh en 1844. Discípula de Degas, fue continuadora de una técnica del pastel que aplicó con extraordiraria maestría y sensibilidad a bellos y tiernos temas con mujeres y niños. Mary Cassatt y Rosalba Carriera son dos firmas de mujer que por obra y gracia del pastel han dejado en la Historia  del Arte un toque muy personal de feminidad y tenura.

En la forma de hacer de los pastelistas del impresionismo hallamos una imagen más bien vaga, casi reducida a una aparición, que se justifica por su luminosidad y vivacidad cromática. Quizás para acabar de comprender lo que el arte de la pintura representaba para los artistas de la época, sean buenas estas palabras de Corot: <<La belleza, en arte, es la verdad bañada en la primera impresión que hemos recibido de la naturaleza>>



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