© 2012 admin ref. 0004 Retrato Encarnita camisa amarilla. oleo 66 X 90

Maestros e Inspiradores III, 1850-1860

El antagonista por excelencia del clasicismo de Ingres fue Eugène Delacroix, El exponente más representativo de la pintura romántica. Nació en Charenton-Saint-Maurice en 1798, en una rica e influyente familia burguesa. Estudió en el taller del neoclásico Guérin, pero lo influyó Théodore Géricault, para el que posó en La balsa de la Medusa. Ya en su representación en el Salón con La barca de Dante –hoy expuesta en el Museo de Louvre, en París–, se impuso a la atención de la crítica `por la evidente tensión dramática de la escena, la fuerte caracterización psicológica de los personajes y el uso de colores luminosos y brillantes. En los años siguientes reforzó estas características, sobre todo después del viaje, en 1832, a Marruecos y España,que marcó su adhesión al mundo oriental. Sus odaliscas, de un erotismo lánguido y refinado, y en general los asuntos árabes –fuertemente caracterizados por influencias exóticas–, tuvieron una profunda influencia en los artistas jóvenes, en particular entre los impresionistas, que vieron en él a un maestro y un inspirador.

Otra personalidad muy significativa del arte francés de mediados del siglo fue Jean-Baptiste-Camille Corot. Junto con su producción tradicionalmente orientada a los temas clásicos, Practicó una pintura más íntima y subjetiva –fruto de sus viajes a Italia  y de su pasión por la naturaleza–, que lo llevó a preferir la pintura en plein air.

Durante mucho tiempo los críticos subestimaron su actitud verista y naturalista, sobre todo porque sostenían la  convicción de que el paisaje era un género pictórico menor, cualitativamente inferior a las telas de asunto histórico, mitológico o religioso. Empezaron a cambiar de opinión y a apreciar su arte solo después de 1855, cuando Napoleón III adquirió un cuadro suyo, Recuerdo de Marcoussis, en la Exposición Universal de París. Los jovenes impresionistas, en cambio, admiraron y estudiaron atentamente sus obras, caracterizadas por el dibujo libre e incisivo y por la búsqueda de luminosidades delicadas y difusas; varias veces lo invitaron a exponer con ellos y solo su carácter esquivo y solitario le impidió desarrollar un papel más activo en su formación artística.



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